miércoles, 24 de octubre de 2012

SICILIA


Sicilia es el nombre de una isla, pero también es el nombre de una mujer que he conocido hace unos días.

Soy ciega y me he apuntado a un taller de escritura creativa, porque escribir es la gran ilusión de mi vida. El taxi me deja en la puerta de la facultad y luego busco el aula con ayuda de mi bastón. El primer día de clase localicé la puerta del aula, pero no conocía el espacio por dentro y dudé si dirigirme hacia la derecha o hacia la izquierda, pues no tenía ni idea de en qué lado estaría la pizarra. Entonces una voz anónima me preguntó si necesitaba ayuda. Me senté a su lado e iniciamos una breve conversación. ¿Cómo te llamas? María. ¿Y tú? Sicilia. Entonces nos cambiaron de aula y le pedí ayuda porque sólo conocía aquella parte de la facultad y ese pequeño cambio suponía para mí un problema de orientación. Me cogí de su brazo y nos trasladamos. Sicilia me salvó, porque cuando acabó la clase me volvió a dejar en el sitio que yo conocía.

Su voz es diferente, desde la primera vez que la escuché me transmitió confianza. No puedo ver la cara de la gente, pero me hago una primera impresión a través de la voz y del tipo de lenguaje que utiliza cada uno. Me sentí bien con Sicilia, porque hay voces que me atraen como imanes y voces que me producen rechazo. Sin embargo Sicilia me habla y el mundo, aunque sea por un instante, me parece un lugar más amable.


Maria Sentandreu

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