martes, 14 de enero de 2014

Propósitos para el año nuevo


Ahora que ya se han terminado los turrones y la costumbre de cantar villancicos junto al fuego, que ya han pasado los días de comer en familia, que ya hemos cumplido el ritual de comernos doce granos de uva al ritmo de las campanadas, que hemos pedido un deseo y que los Reyes nos han dejado carbón o quizás un regalo inesperado... Ahora que ya hemos empezado el 2014 con energía e ilusión, todavía nos queda pendiente la tarea de elaborar una lista con los propósitos para el año nuevo.

Solo hay que coger una hoja en blanco y un bolígrafo o encender el ordenador, pensar un poco y escribir las metas, deseos o propósitos a tener en cuenta durante los próximos 365 días. Tendrás que ser valiente, reconocer tus errores y marcarte objetivos concretos que te ayuden a mejorar tu situación actual. Tendrás que ser realista, no vale aquello de llenar una página con propuestas que de antemano sabes que no vas a cumplir. También tendrás que ser sincero contigo mismo, pues, ¿realmente te crees capaz de realizar todo lo que has proyectado? Cuando definas tu lista, recuerda que para tener éxito los propósitos deben ser objetivos concretos, realistas y adaptados a tus capacidades.

Asimismo, debes saber que hay diferentes tipos de propósitos. En primer lugar, los relacionados con el tiempo: los viejos, los de siempre, los nuevos. Es decir, aquellos que arrastramos desde hace años y todavía no hemos cumplido, aquellos que tenemos pendientes y quisiéramos conseguir, aquel capítulo del pasado que todavía no hemos superado, etc. Después están los que repetimos todos los años y nunca cumplimos como por ejemplo perder peso o hacer ejercicio físico. ¿No crees que hoy es un buen día para empezar? Y los nuevos proyectos o nuevas inquietudes como escribir una novela o asistir a un curso de cocina. En segundo lugar, los relacionados con el objeto: materiales o inmateriales. Hay que diferenciar entre los objetivos más materiales, como encontrar trabajo o ganar dinero, y los inmateriales que nos ayudarán a cultivar el espíritu, por ejemplo ser más amable con la gente y tener paciencia. Por último, hay propósitos típicos y personales. Es frecuente incluir el propósito de ir al gimnasio, empezar la dieta y perder unos quilos, dejar de fumar, estudiar idiomas o mejorar las relaciones sociales con familiares y amigos. Pero también existen los personales, esas metas o deseos por las cuales estamos dispuestos a luchar: un viaje, una afición, un proyecto cultural.

No obstante, hay un propósito que todo el mundo comparte: ser feliz. La pregunta es: ¿cómo conseguirlo? Quizás la clave está en ser uno mismo respetando la libertad de los demás. Pero hay tres cosas que ayudan a encontrar la felicidad y a disfrutar cada instante: pensar en positivo, vivir el presente y afrontar los miedos. Nadie puede ser feliz mientras su cabeza esté llena de pensamientos negativos que bloquean las buenas sensaciones, nadie puede ser feliz si tiene el corazón lleno de angustias que pinchan como si fueran agujas. Hay que pensar en positivo pero a la vez centrarse en el presente, cerrar la puerta del pasado y vivir cada instante como si la próxima bocanada de aire fuera lo más importante, sin preocuparse tampoco por el futuro. Y tener el valor suficiente para afrontar todos los miedos que atan a la sombra incómoda de la desesperanza. Porque el miedo limita y no empuja hacia delante, por eso hay que afrontarlo, para evitar que se haga grande con el tiempo y se convierta en un obstáculo para encontrar unos minutos de calma y serenidad.

¿A qué esperas? Escribe tus propósitos y márcate unos objetivos concretos con la intención de conseguir lo que te habías propuesto. No te preocupes si el año pasado no lo conseguiste, el 2014 te ofrece una nueva oportunidad, puedes volverlo a intentar, quizás hoy sea tu momento y algún sueño se haga realidad. ¡Ánimo!

¡Feliz año nuevo!


Maria Sentandreu