jueves, 7 de agosto de 2014

Ana María Matute, un hada de la literatura española


La escritora Ana María Matute falleció el pasado miércoles 25 de junio de 2014, cuando estaba a punto de cumplir 89 años. Y de repente he recuperado de la trastienda de mis pensamientos un recuerdo feliz que me ha hecho sentirme bien durante muchos minutos en los últimos años. Tuve la suerte de conocer a Ana María Matute en persona. La Fundación Caja Castellón organizó en enero de 2011 un acto con la escritora y yo asistí al mismo como periodista. Pude participar en la rueda de prensa previa al acto y le hice varias preguntas que contestó con mucha paciencia y amabilidad. Tenía 85 años y ya mostraba varios problemas de salud. La llevaron en una silla de ruedas y bromeó sobre su sordera, rogándonos que hiciéramos preguntas breves y que gesticuláramos bien para poder leernos los labios.

El día que conocí a Ana Maria Matute
Ana María Matute siempre había sido un referente para mí, aunque solo me había leído tres libros suyos: ‘Paulina’, ‘El tiempo’ y ‘Luciérnagas’. Pero desde ese día en que el destino cruzó nuestros caminos sentí que ella era mi faro, mi guía, mi luz. Sentí que Ana María Matute era un ejemplo a seguir y me transmitió la fuerza necesaria para seguir creyendo en mis posibilidades como escritora. Porque yo aún sueño con ser una escritora de éxito y conocer su historia de cerca me dio fuerzas para seguir luchando por mi sueño. Sus palabras fueron para mí como un rayo de luz que iluminó mi camino. Porque además Ana María Matute me dio un consejo que ha estado presente en mi vida desde entonces. Una compañera le preguntó qué le recomendaría a una persona joven que esté empezando en el mundo de la literatura y la autora contestó: “que no tenga miedo de vivir, ni de sentir ni de escribir”. Y eso es precisamente lo que he intentado hacer desde entonces, vivir intensamente cada momento como seguramente habrá hecho ella, no tener miedo de mis propios sentimientos y escribir lo que llevo dentro dejándome llevar por la intuición.

Conocer a Ana María Matute fue para mí una experiencia muy positiva que dejó en mi corazón una gran huella de luz. Porque a pesar de todo lo que ha sufrido también ha reído, ha vivido grandes momentos y ha tenido éxito, pues es una de las escritoras más queridas de la literatura española. Ana María Matute me transmitió un torrente de energía positiva y me contagió sus ganas de vivir.



Maria Sentandreu